Habilidad y destreza
Los conocimientos tradicionales sobre aprendizaje motor atribuyen diferentes significados a habilidad y destreza, e incluso existen autores que defienden que los dos conceptos son lo mismo.
La concepción global que la mayoría de definiciones realizan sobre habilidad y destreza se enmarcaría en la definición formulada como el grado de competencia de un sujeto concreto frente a un objeto determinado. Es decir, en el momento que se ha alcanzado el objeto propuesto en la habilidad se considera que ésta se ha logrado a pesar de que este objeto se haya conseguido de una forma poco depurada y económica.
En cambio, por destreza motriz, se desprende el concepto de que ésta es la capacidad del individuo de ser eficiente en una habilidad determinada. La destreza puede ser adquirida por medio del aprendizaje o innata en el propio individuo.
La actividad motriz realizada por el alumno a partir de una o varias tareas solicitadas por el profesor contribuyen al aprendizaje o desarrollo de una o unas determinadas habilidades. Cuando el alumno o alumna ha conseguido la habilidad en cuestión podemos decir que tal alumno es hábil en tal cosa. Pero a buen seguro, unos alumnos habrán alcanzado la habilidad más rápidamente, a otros les habrá costado más tiempo y, quizá, habrá algunos que no la alcancen en ese momento. También es probable que entre los alumnos que han alcanzado la habilidad exista diferentes niveles en la ejecución; unos la realizarán con un cierto nivel y en cambio otros, tendrán alguna dificultad de diferenciación segmentaria u obtendrán poco acierto en el resultado de la acción. Así podemos considerar que la destreza de cada individuo favorece no sólo un proceso más rápido de aprendizaje de la habilidad sino un mejor resultado en su realización.
Si la destreza, además de ser innata en el individuo tiene un componente adquirido por aprendizaje debemos hablar de habilidad y destreza como elementos de enseñanza y aprendizaje en la educación física escolar. La habilidad se fundamenta en los conceptos de la motricidad que tienen que ser aprendidos por los alumnos, y la destreza, como la mejora y desarrollo de la capacidad de aprender.
Es por ello que debemos considerar el movimiento no como la habilidad en sí sino como el aspecto instrumental de ésta: nos valemos del movimiento para dar una respuesta eficaz a un problema planteado, pero este movimiento, la secuencia concreta de las contracciones musculares y de los recorridos articulares, está sujeto a múltiples variaciones en cada ejecución concreta, por lo que variará en cada una de ellas.
Así, el grado de desarrollo de una habilidad no puede medirse, en la mayoría de los casos, por la perfección en la ejecución de los movimientos, sino por el índice de eficacia a la hora de alcanzar los objetivos propuestos.
Las habilidades motrices son capacidades adquiridas por aprendizaje que pueden expresarse en conductas determinadas en cualquier momento en que son requeridas con un mayor o menor grado de destreza. Por tanto, para ser hábil en alguna acción motriz es necesario contar previamente con la capacidad potencial necesaria y con el dominio de algunos procedimientos que permitan tener éxito de manera habitual en la realización de dicha habilidad.
Tarea motriz no es igual a ejercicio; la tarea tiene una connotación didáctica ya que su enunciado encierra siempre unas consignas referentes al objetivo que con ella se pretende conseguir y la determinación de las condiciones de práctica en la consecución de ese objetivo, tanto de formas de proceder como del acontecimiento del medio. De esta forma es posible definir la tarea motriz como la identificación del trabajo motriz a realizar para alcanzar un objetivo así como las condiciones en que éste debe ser realizado.
Mediante la práctica de una o varias tareas motrices se logra aprender o incrementar una habilidad motriz, es decir, la realización de tareas que tienen una misma intencionalidad posibilitan el aprendizaje de habilidades motrices. El conjunto de aprendizaje de habilidades básicas establece en el individuo una base motriz que tendrán una posterior repercusión en el aprendizaje de otras habilidades más específicas.
Como resultado de la realización de tareas motrices para desarrollar habilidades concretas se da, como consecuencia, una actividad motriz. Esta actividad podríamos definirla como el resultado del trabajo en la realización de las tareas para la consecución de una habilidad. Es la actividad que el sujeto realiza para lograr los objetivos de la tarea y en función de los condicionantes planteados en la propia tarea.
En la realización y práctica de tareas se producen dos tipos de actividad: una interna y otra externa. La primera hace referencia a todos aquellos procesos psicológicos que el sujeto desarrolla para poder conseguir la tarea y que constituyen el aprendizaje, mejora o desarrollo de habilidades motrices de diferente índole. La actividad externa es la conducta motriz desarrollada por el sujeto y que es observable directamente desde el exterior. Ambas son las responsables de la modificación de la conducta, de la adaptación y del establecimiento de nuevas relaciones que desembocan en el aprendizaje de nuevas habilidades motrices.